jueves, 27 de enero de 2011

Michael Eysenck y su 'Teoría de los cuatro factores'

Michael Eysenck, hijo del prominente psicólogo Hans Eysenck, ha propuesto una forma de entender cómo la ansiedad patológica, es decir, exagerada; surge de distintas fuentes de acuerdo al trastorno que se trate. Sus trabajos se conocen como “la teoría de los cuatro factores” pues, como su nombre lo indica, propone cuatro direcciones hacia las que inconscientemente los sesgos cognitivos se dirigirían, dando lugar a los diferentes desórdenes por ansiedad, concretamente: la fobia específica, el trastorno de angustia, la fobia social, el trastorno obsesivo compulsivo (T.O.C.) y el trastorno de ansiedad generalizada (T.A.G.).

¿Qué es un sesgo cognitivo? Se trata de una preferencia sistemática en la selección de información basada en variables de tipo emocional. Ello significa que de acuerdo con el estado emocional presente, las personas tenderán a atender, interpretar o recordar más fácilmente un tipo de información sobre otra. Vale recalcar que los sesgos operan automática e involuntariamente, sin conciencia por parte de la persona. No obstante, ellos son objetivables en protocolos experimentales.


De acuerdo con la teoría de los cuatro factores aquí resumida, los distintos cuadros de ansiedad responderían a distintas formas en que los sesgos cognitivos son desplegados. Concretamente:
  • La fobia específica se caracterizaría por un sesgo orientado predominantemente hacia ciertos estímulos ambientales.
  • El trastorno de angustia se definiría por una orientación del sesgo hacia la propia actividad fisiológica y sensaciones corporales.
  • La fobia social se correspondería con el sesgo puesto en la propia conducta.
  • El T.O.C. se distinguiría porque los sesgos cognitivos se hallan desplegados hacia el propio pensamiento y cogniciones.
  • Finalmente, los pacientes con T.A.G. se distinguirían por desplegar sus sesgos cognitivos a las cuatro fuentes antes mencionadas, en este sentido, se trataría de una expresión más pura del rasgo elevado de ansiedad.
La evidencia experimental ha tendido en general a apoyar las predicciones antes propuestas. A continuación, veremos algunos ejemplos que clarifican las hipótesis planteadas. Por razones de espacio, nos referimos sólo al trastorno por pánico.
Si pedimos a pacientes con trastorno de angustia que cuenten sus latidos cardíacos durante un minuto, ellos se equivocan menos que las personas sin tal trastorno, vale decir, los pacientes con ataques de pánico son más exactos para estimar su frecuencia cardiaca. Ello indicaría que prestan más atención a sus propios latidos cardíacos. Pero la cosa no termina ahí. En efecto, luego de que esos pacientes hacen un tratamiento psicológico exitoso y se recuperan de su patología, pierden la capacidad de acertar la frecuencia cardíaca. Y más aún, cuanto más se equivocan, menos vulnerables son a una recaída. En conclusión, simplemente, los pacientes con trastorno de pánico no sólo prestan más atención a sus propias sensaciones internas, sino que el grado en que lo hacen predice la probabilidad de recaída una vez curados



En síntesis, la teoría de los cuatro factores propuesta por Michael Eysenck acepta la noción de exageración y desproporción de la ansiedad patológica. A ello le sobrepone especialmente la noción de sesgos cognitivos que, operando por debajo del umbral de la conciencia, se dirigen hacia distintas fuentes de información. Ello dará como resultado distintas agrupaciones sintomatológicas, correspondiéndose cada una de ellas a los varios cuadros de ansiedad. 

miércoles, 26 de enero de 2011

Los trastornos de ansiedad: La epidemia silenciosa del siglo XXI

En las sociedades avanzadas modernas, esta característica innata del hombre se ha desarrollado de forma patológica y conforma, en algunos casos, cuadros sintomáticos que constituyen el denominado trastorno de ansiedad, que tiene consecuencias negativas y muy desagradables para quienes lo padecen. Entre los trastornos de ansiedad se encuentran las fobias, el trastorno obsesivo-compulsivo, el trastorno de pánico, la agorafobia, el trastorno por estrés postraumático, el trastorno de ansiedad generalizada, etc.
 
En el caso del trastorno de ansiedad generalizada, la ansiedad patológica se vive como una sensación difusa de angustia o miedo y deseo de huir, sin que quien lo sufre pueda identificar claramente el peligro o la causa de este sentimiento. Esta ansiedad patológica es resultado de los problemas de diversos tipos a los que se enfrenta la persona en su vida cotidiana, y sobre todo de sus ideas interiorizadas acerca de sus problemas.





Ansiedad adaptativa vs. ansiedad patológica:

Es importante destacar que la ansiedad,por sí misma,no es una reacción negativa o necesariamente patológica,sino más bien todo lo contrario,cumple una función esencial para la supervivencia del individuo,como mecanismo clave de activación y alerta ante posibles peligros, amenazas o exigencias ambientales,facilitando el afrontamiento rápido,ajustado y eficaz ante este tipo de situaciones.

Cuando percibimos una situación o acontecimiento como potencialmente peligroso o desafiante,toda una serie de mecanismos internos se ponen en funcionamiento para permitirnos 'reaccionar' con éxito y rapidez.De hecho los rasgos asociados a la ansiedad no son más que el reflejo externo de la intensa actividad interna por el que nuestro propio cuerpo atraviesa para hacer frente a la situación percibida como potencialmente amenazante.Detengámonos en esta idea a través del análisis de algunos 'síntomas' típicos asociados a una respuesta de ansiedad:

1. Aumento de la Tensión Muscular.
- Preparación para actuar con rapidez y agilidad.

2. Incremento del Pulso y la Tensión...
- Más sangre llega a los músculos,el cerebro y los pulmones.

3. Aceleración del Ritmo Respiratorio...

- Más oxígeno se encuentra disponible para afrontar el esfuerzo.

4. Incremento de la Transpiración...

- Permite aliviar el exceso de temperatura producido por la acción.

5. Ralentización de otras Funciones Corporales Secundarias...

- La función digestiva pasa a segundo plano en el consumo de recursos.

Como se puede observar,se trata de mecanismos fundamentales para asegurar nuestra supervivencia ante situaciones límite y su importancia es fundamental e indiscutible.Los problemas hacen su aparición cuando estas mismas 'respuestas de emergencia' se producen fuera de su contexto,alejadas de su función primitiva,ante estímulos no justificados y presentan un carácter intenso,recurrente e incapacitante para el propio individuo.Muchas personas acaban percibiendo (o anticipando cognitivamente) algunas situaciones concretas y actividades cotidianas como fuentes de auténtico pánico o terror y las respuestas de ansiedad,en un principio adaptativas,acaban convirtiéndose en profundamente patológicas.

Clasificación de los trastornos de ansiedad:

Tomando como referencia el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (Asociación Psiquiátrica Americana,1995),así como la Clasificación Internacional de las Enfermedades (Organización Mundial de la Salud,1992),podemos agrupar los Trastornos de Ansiedad en diez grandes categorías:


El trastorno de ansiedad generalizada

El individuo afectado por este trastorno presenta,como norma general,un patrón característico de ansiedad,aprensión y preocupación excesiva y no justificada sobre una amplia gama de acontecimientos,hechos,actividades o situaciones,prolongándose su duración durante más de seis meses.Este estado de constante preocupación y desasosiego es incontrolable para el individuo y se manifiesta con síntomas característicos y visibles como la inquietud,la sensación de fatiga no justificable,la impaciencia,tensión/rigidez muscular generalizada,estado de ánimo irritable,dificultades de concentración o alteraciones en los patrones habituales de sueño.Estos síntomas interfieren negativamente en la actividad habitual del sujeto de forma significativa.


La crisis de angustia

Los ataques de pánico o crisis de angustia se caracterizan por la aparición súbita,temporal y aislada de miedo o malestar muy intensos, acompañados de una serie de síntomas muy característicos e inquietantes,que se inician bruscamente y alcanzan su máxima expresión en los primeros diez minutos desde el inicio de la crisis.

Entre estos síntomas habituales y característicos de los ataques de pánico o crisis de angustia se encuentran las palpitaciones,las sacudidas del corazón,la elevación del ritmo cardíaco,la presencia de sudoración intensa,los temblores involuntarios, la sensación de ahogo o falta de oxígeno, la sensación de atragantarse, una intensa opresión o malestar en la región del pecho, una súbita aparición de molestias gastrointestinales, inestabilidad, mareo, sensación de desmayo, desrealización (sensación de aparente irrealidad), despersonalización (sensación de estar separado de uno mismo), miedo a perder el control, temor a volverse loco,miedo a la muerte,presencia de parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo) y escalofríos o sofocaciones intensas.


La agorafobia

El individuo agorafóbico comienza a experimentar la ansiedad al encontrarse en lugares o situaciones dónde 'escapar' puede resultar dífícil,complicado y embarazoso o dónde, en el caso de aparecer una crisis de angustia inesperada o más o menos relacionada con una situación (o bien síntomas similares a la angustia) puede no disponer de la ayuda o apoyo que considera imprescindible. Los temores clásicos de la agorafobia suelen estar relacionados con un conjunto de situaciones y escenarios muy típicos, entre los que se incluyen estar sólo fuera de casa, las multitudes o la posibilidad de tener que viajar en algún medio de transporte específico.

La persona agorafóbica tenderá a evitar (intensamente) este tipo de situaciones por temor a que aparezca una crisis de angustia (o síntomas similares a la angustia) o necesitará (para poder afrontarlas con éxito) la ayuda indispensable de una persona de confianza que esté presente en esas situaciones concretas.


La fobia específica

La manifestación de la respuesta de ansiedad patológica (respuesta fóbica) aparece exclusivamente en presencia (o como anticipación) de un objeto o situación muy específicos (p.ej.terror a volar en avión,presencia de ciertos animales o miedo a las alturas).La persona,a pesar de ser capaz de reconocer que se trata de un miedo irracional,desproporcionado o injustificado,se muestra incapaz de controlarlo o llegar a dominarlo.Las situaciones u objetos fóbicos tienden a evitarse o a soportarse a costa de experimentar un intenso malestar,tanto físico como emocional.

Los comportamientos de evitación,anticipación ansiosa o el malestar experimentado cuando se ven obligados e exponerse al objeto o situación fóbica interfieren negativamente con las actividades habituales de la persona,tanto a nivel personal como laboral,o le generan un malestar clínicamente significativo.


La fobia social

La Fobia Social se caracteriza por un miedo y temor acusado,intenso,persistente y desproporcionado por una o más situaciones sociales o actuaciones en público en las que el sujeto se ve 'expuesto' a personas (no pertenecientes al ámbito familiar o su círculo social más cercano) o a la posible evaluación por parte de terceros.La exposición a este tipo de situaciones sociales genera,casi de forma invariable,una respuesta de ansiedad fóbica considerada como patológica y que puede,en ocasiones,tomar la forma de una crisis de angustia.

La persona reconoce que se trata de un miedo excesivo,irracional o desproporcionado pero se muestra incapaz de dominarlo y tiende a evitar este tipo de situaciones sociales,lo que interfiere de una forma muy significativa en su vida personal,familiar,social y laboral además de producir un intenso malestar (clínicamente significativo) en aquellas ocasiones en que,inevitablemente,debe exponerse a este tipo de situaciones.


El trastorno obsesivo-compulsivo

El rasgo distintivo fundamental del Trastorno Obsesivo-Compulsivo es la presencia frecuente,intensa y recurrente de ideas intrusivas e indeseadas (obsesiones) y de conductas repetitivas (compulsiones) generalmente realizadas con la intención de aliviar la ansiedad producida en el sujeto por las propias ideas obsesivas.

Las obsesiones son pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes que se experimentan en algún momento del trastorno como intrusos e inapropiados, y provocan en la persona ansiedad o malestar clínicamente significativos.Estas ideas van más allá de las simples preocupaciones excesivas sobre problemas de la vida real.A pesar de que la persona se muestra capaz de reconocer su irracionalidad (conservación del insight) e intenta suprimirlos,ignorarlos,neutralizarlos o reducir su intensidad se muestra incapaz de controlar el malestar y la ansiedad que le generan.

El objetivo original de estos comportamientos u operaciones mentales es la prevención o reducción del malestar o la prevención de algún acontecimiento o situación negativos.Sin embargo, estos comportamientos u operaciones mentales o bien no están conectados de forma realista con aquello que pretenden neutralizar o prevenir o bien resultan claramente excesivos y desproporcionados con lo que interfieren negativamente en las actividades habituales del sujeto.


El trastorno por estrés postraumático

La persona con Estrés Postraumático se caracteriza por sufrir,con intensidad y persistencia, una serie de síntomas muy característicos e incapacitantes tras haber experimentado en primera persona o haber sido testigo de una experiencia considerada como traumática,como por ejemplo tras ser víctima de abusos físicos o sexuales,sufrir desastres naturales o tras accidentes graves.

Entre los síntomas característicos se encuentran las dificultades para conciliar y mantener el sueño,la hipervigilancia constante,el aumento general y desproporcionado del nivel de activación emocional,sensación permanente de irritabilidad,dificultades de concentración o desajustes emocionales de intensidad variable.


El trastorno por estrés agudo

La persona ha sido expuesta a un acontecimiento traumático y durante el transcurso del mismo o después de él experimenta síntomas disociativos como la sensación subjetiva de embotamiento,desapego o ausencia de reactividad emocional, sensaciones de desrealización,despersonalización o amnesia disociativa (p.ej. incapacidad para recordar algún aspecto importante del suceso traumático).
Además el acontecimiento traumático es reexperimentado persistentemente (por ejemplo a través de imágenes,sueños,pensamientos,ilusiones, episodios de flashback recurrentes o sensación de estar reviviendo el suceso traumático) y experimenta malestar intenso al exponerse a objetos,estímulos o situaciones que recuerdan o se asemejan al acontecimiento traumático.

Producto de este proceso es la presencia de toda una serie de síntomas relacionados con la ansiedad o el aumento de la activación como las dificultades para conciliar el sueño,irritabilidad, dificultades de concentración, hipervigilancia, respuestas exageradas de sobresalto y sobreexcitación e inquietud motora.

Este conjunto de alteraciones en respuesta a la situación estresante duran un mínimo de dos días y un máximo de cuatro semanas, y aparecen en el primer mes que sigue al acontecimiento traumático.


El trastorno de ansiedad inducido por sustancias

Los síntomas de la Ansiedad Patológica aparecen durante los períodos de intoxicación o abstinencia tras la administración de determinadas sustancias y se considera que la ingestión de dicha sustancia está etiológicamente relacionada con la respuesta de ansiedad desadaptativa.









La ansiedad: Un mundo de miedos.

La ansiedad es una respuesta emocional o conjunto de respuestas que engloba: aspectos subjetivos o cognitivos de carácter displacentero, aspectos corporales o fisiológicos caracterizados por un alto grado de activación del sistema periférico, aspectos observables o motores que suelen implicar comportamientos poco ajustados y escasamente adaptativos.
La ansiedad tiene una función muy importante relacionada con la supervivencia, junto con el miedo, la ira, la tristeza o la felicidad. En la actualidad se estima que un 20.5% o más de la población mundial sufre de algún trastorno de ansiedad, generalmente sin saberlo.


Ante una situación de alerta, el organismo pone a funcionar el sistema adrenérgico. Por ejemplo, cuando el organismo considera necesario alimentarse, este sistema entra en funcionamiento y libera señales de alerta a todo el sistema nervioso central. Cuando se detecta una fuente de alimento para la cual se requiere actividad física, se disparan los mecanismos que liberan adrenalina, y se fuerza a todo el organismo a aportar energías de reserva para la consecución de una fuente energética muy superior a la que se está invirtiendo para conseguirla y que normalizará los valores que han disparado esa "alerta amarilla". En esos momentos el organismo, gracias a la adrenalina, pasa a un estado de "alerta roja".

El sistema dopaminérgico también se activa cuando el organismo considera que va a perder un bien preciado. En esta situación, el organismo entra en alerta amarilla ante la posibilidad de la existencia de una amenaza, que no es lo mismo que cuando la amenaza pasa a ser real, pues en ese caso lo que se libera es adrenalina.
Desde este punto de vista, la ansiedad se considera una señal positiva, de salud, que ayuda en la vida cotidiana, siempre que sea una reacción frente a determinadas situaciones que tengan su cadena de sucesos de forma correlativa: alerta amarilla, alerta roja y consecución del objetivo. Si la cadena se rompe en algún momento y esas situaciones se presentan con asiduidad, entonces el organismo corre el riesgo de intoxicarse por dopaminas o por otras catecolaminas. Esas situaciones ayudan al organismo a resolver peligros o problemas puntuales de la vida cotidiana.

  • El miedo escénico.
Una de las formas de ansiedad más padecidas en el mundo es el miedo escénico, una forma de ansiedad social que se manifiesta frente a grupos y ante la inminencia de tener que expresarse en público o por efecto de imaginar dicha acción. Puede ser tratado con terapia cognitivo-conductual, incorporando una o varias de estas técnicas: auto-observación, reestructuración cognitiva, terapia de relajación, ensayo de conducta, representación de roles, desensibilización sistemática, visualización y entrenamiento asertivo.





Bados asocia el temor de hablar en público con la Fobia Social, la cual es vista como uno de los trastornos de ansiedad, y destaca los errores cognitivos de quienes padecen el síndrome:
  • Valoración No realista de lo que se espera de uno.
  • Sobreestimación de la opinión de los demás.
  • Subestimación de las propias capacidades.
  • Sobreestimación de la idea de rechazo.
  • Expectativas no realistas en cuanto a las respuesta de otros ante nuestra ansiedad.